Don Felipe "Tamborillo" Alcantar Garcia

Don Felipe "Tamborillo" Alcantar Garcia

Ernesto Sosa Rocha 27-11-2023 19:32:12
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San Felipe: Viviendo entre las olas

Testimonios reales para la posteridad

Algunas veces me preguntaba ¿Cómo nació San Felipe? Hasta que un día me puse a platicar con Don Felipe Alcántar García, él famoso ¨Tamborillo¨, pescador de la vieja guardia de está comunidad, con todo una vida navegando por las tibias aguas del Mar Bermejo, hoy conocido como Mar de Cortez, que en su rostro cansado y arrugado, se reflejaba su amplia experiencia marinera.

Yo lo estimaba verdaderamente, de broma le decía ¨Hombre Araña¨, al mirarlo todos los días tejiendo sus redes o chinchorros, con mucha agilidad y destreza para elaborarlas, a veces se enredaba y hacía los corajes de su vida, pero al final de cuantas se salía con la suya. Era gordito de piel morena, pero siempre portaba con orgullo su inseparable sombrero vaquero, caminaba con dificultad porque la panza le colgaba. Pero casi siempre lo mirabas alegre, eso si, era un maestro para andar albureando con todos los pobladores.

Esa tarde lo busqué, porque todavía dudaba, que por culpa de la totoaba, surgiría un bello puerto sobre la cabecera de está bahía.

En un día caluroso y húmedo de verano, en el patio de su casa, sentado en un banquito de madera y tejiendo una red, como él acostumbraba diariamente, y aún costado de su casa, una hielera vieja llena de pescados, que él mismo vendía, que al abrir la hielera, observabas los filetes de totoaba, curvinas, mantarrayas, júreles, pampanitos, camarones y pulpos que no fallaban en está temporada, todo limpio y bien refrigerado y hasta muy bien acomodado.

Antes de interrumpir un poco sus labores para la entrevista, pasó por enfrente de su casa, una mujer muy mal hablada y conocida del puerto, que le nombran ¨La Cuina¨, al verlo sentado en su banquito, ella le gritó con mucha fuerza –pinché viejo todavía sigues vivo, ya enterraste a casi todos tus amigos- y él nomás esbozó una sonrisa de nervios, pero me dijo, si no hubiera estado usted, si le contesto a esta canija.

Ya más tranquilo le pregunto con detenimiento lo siguiente, ¿Don Felipe como surgió San Felipe? y él me contesta con mucha enjundia su respuesta:

¨Mira, en los inicios de este pueblito, arribábamos pescadores de muchos lugares de origen, en pocas palabras de todos lados, remábamos en canoas de huanacaxtle (era un árbol de donde sacábamos esa madera muy resistente, con el que construíamos las canoas los pescadores de antes, esculpiendo sobre el tronco en una sola exhibición), nos veníamos a puro remo o canalete por toda la costa, haciéndonos a la mar de una forma aventurera, pero con un saco lleno de esperanzas en busca del bienestar propio y el de nuestra familia¨.

¿Cómo viajaban la mayoría de estos pescadores?

¨Por lo general nos veníamos en grupos de hombres y en muchos casos, con toda la familia, nos arriesgábamos a un mar embravecido que no perdonaba, y atiborrado de peligros. ¡Nomás de acordarme!!!¨.

¨Es que San Felipe, inicia como una aldea pesquera temporal, nosotros visitábamos por temporadas las playas vacías de los arenales, pescábamos la totoaba y al mismo tiempo hacíamos nuestras chozas de ocotillo (rama desértica espinosa que crece en forma de tiras largas, muy clásica de está región), con palofierro y lo entrelazábamos entre si y la cachanilla la poníamos en las paredes y techos, mezclábamos la arena y el lodo como emplaste en las paredes, y arriba de los techos colocábamos los cueros de pescado extendidos y secos, de preferencia usábamos los de totoaba, porque eran más grandes, como si fuera papel alquitrán, y en la parte de arriba de los cueros de pescado, le colocábamos los carapachos de caguama, como si fueran tejas de barro, esto nos servía mucho para evitar las goteras y para que el agua se resbalara con facilidad¨.

Al que suscribe, recuerdo que mi padre nos traía un saco lleno de filetes grandes de totoaba, yo le preguntaba ¿Apá y se come eso? Mi padre sólo contestaba –uy vieras que rica sabe- y si efectivamente lo comprobé, ¡No he probado pez más sabroso que este ejemplar!, lastima que siga en veda su pesca permanente.

Pero continuando con la charla con Don Felipe, le pregunté directamente, ¿Esas eran las únicas chozas que se realizaban? Por lo cual él me responde muy seguro de si mismo, al secarse el sudor de su frente, y soltar un suspiro al mismo tiempo, para luego responderme con mucha nostalgia:

¨No, también me acuerdo que cavaban cuevas en los cerros del ¨Campo Uno¨, de los que más recuerdo son los Soberanes, que vivían en una de esas cuevas, Don Zenón se llamaba el señor, y lo hacían para resguardarse del clima, principalmente del frío. ¡Unos friazos en serio que nos pegaban aquí! Poco a poco optamos por irnos quedando, al darnos cuenta de la cantidad de totoaba que se estaba pescando.

Eran en serio ¡unas totoabas bien grandotas y pesadas! que agarrábamos los pescadores, con decirle que al echarlas al pick up, todavía le salía un pedazote de cola hacía afuera¨.