El lugar conocido como “La Bomba”, era un embarcadero localizado cerca de la desembocadura del Río Colorado, en ese lugar atracaban las antiguas embarcaciones, ya que Mexicali era un lugar aislado y sin comunicación con el resto del país en sus inicios. El medio de transporte obligado era el barco, solo las personas que radicaban en California lo hacían por tierra y con cierta facilidad.
"La Bomba" adquirió gran importancia entre los años de 1915 a 1935, gracias a este lugar llegaron una infinidad de inmigrantes que después se convirtieron en forjadores y pioneros de Mexicali, San Felipe, el Golfo de Santa Clara y de algunas otras poblaciones circunvecinas de ésta área. También por "La Bomba" llegaron la mayoría de productos básicos de origen nacional.
En una investigación realizada por el Ing. Oscar Sánchez Ramírez, un grato apasionado de nuestra historia regional, nos ilustra con un testimonio del Sr. Ernesto Murillo Reyes, quien vivió parte de su niñez en este lugar.
Refiriéndose a las actividades de su padre, quien era celador del Resguardo Aduanal de Mexicali, dice:
"Cuando volvió ya traía otra orden: trasladarse a "La Bomba", pero ahora venía en un troque del gobierno. Pues a levantar otra vez el campo; no era mucho, una máquina de coser, una estufa de leña, tinas, baldes y carpas de lona”.
"Nosotros pensábamos encontrar gente ahí, algún jacalito. No había nada, un salitral inmenso, una llanura limpia de monte hasta los cerros. Se llamaba "La Bomba" porque ahí estaba el motorcito que movía la bomba para llenar el tanque del troque que venía de la mina a llevar agua al Río Colorado. Había ganado y caballos mesteños que pasaban corriendo por el desierto, y coyotes, como manadas de lobos. De vez en cuando llegaban barcos con mercancías y gente, pero siempre que llegaba, ya había carros y troques esperando”. Los barcos que más seguido llegaban eran: "La Pacita" y el "Río Colorado". Capitán de "La Pacita" era Alejandro Abaroa; el del "Río Colorado", Pepe Jacinto".
"Había otros tres barquitos chicos que viajaban para la compañía naviera de Don Arnulfo Liera, un barquito chiquito muy bonito que se llamaba "La Lolita" y otro que se llamaba "El Calmalli" y uno más grandecito que se llamaba "La Trieste" que capitaneaba el italiano Ascolani".
"Un día llegó un troque cargado de madera y gente, carpinteros y ayudantes y se pusieron a construir una casa en zancos como de un metro porque en las mareas altas de luna llena se salía el agua del cauce del río y se inundaba todo el desierto. Hasta los cerros se miraba a un mar de agua¨.
Barco de vapor cerca de la desembocadura del Río Colorado, en 1912
